LA HISTORIA DE ENLIL Y NINLIL
LA HISTORIA DE ENLIL Y NINLIL
En la ola pura, mujer, báñate en la ola pura.
Ninlil, vete por el ribazo del río Nunbirdu:
El ser de ojos brillantes, el Señor, el ser de ojos
brillantes,
El «Gran Monte», el Padre Enlil,
El ser de los ojos brillantes te verá
El pastor... que decide los destinos
76el ser de los ojos brillantes te verá.
Allí mismo te abrazará, te besará.
En la ola pura, la mujer se bañó en la ola pura.
Ninlil se fue por el ribazo del río Nunbirdu:
El ser de los ojos brillantes, el Señor, el ser de los ojos
brillantes,
El «Gran Monte», el Padre Enlil,
El ser de los ojos brillantes la vio,
El pastor... que decide los destinos,
El ser de los ojos brillantes la vio.
El Señor le habló de amor, pero ella rehusó:
«Mi vagina es demasiado pequeña y no conoce la cópula,
Mis labios son demasiado pequeños y no conocen los besos...»
Mientras Enlil se paseaba por
Los Grandes Dioses, cincuenta en total,
Los Dioses que deciden los destinos, todos siete,
Se apoderaron de Enlil en el Kiur, diciendo:
«Enlil, ser inmortal, ¡sal de la ciudad!
Nunamnir, ser inmortal, ¡sal de la ciudad!»
Enlil, conforme a lo que se había decidido respecto a él,
Nunamnir, conforme a lo que se había decidido respecto a él,
Enlil se fue, y Ninlil le siguió;
Nunamnir llegó, y Ninlil entró.
Y Enlil dijo al «hombre de la puerta»:
« ¡Oh, hombre de la puerta, hombre de la cerradura!
¡Oh, hombre del cerrojo, hombre de la cerradura de plata!
Tu reina ha llegado:
Si ella te interroga después de mí,
No le digas nada de mí.»
Ninlil dijo al hombre de la puerta:
«Hombre de la puerta, hombre de la cerradura,
Hombre del cerrojo, hombre de la cerradura de plata,
Enlil, tu Señor, ¿de dónde...?»
Enlil respondió por cuenta del hombre de la puerta:
«Mi Señor no tiene..., la más hermosa, la hermosa;
Enlil no tiene..., la más hermosa, la hermosa.
Tiene... en mi ano, tiene... en mi boca:
Mi corazón lejano fiel...
He aquí lo que Enlil, Señor de todos los países, me ha
ordenado.»
—Es muy cierto que Enlil es tu Señor, pero yo soy tu Señora.
—Si tú eres mi Señora, deja que mi mano toque tu mejilla.
—La simiente de tu Señor,
La simiente brillante está en mi seno,
La simiente de Sin, la simiente brillante está en mi seno.
—Entonces, que la simiente de mi Señor suba allí arriba, al
cielo;
Que mi simiente vaya a la tierra, allá abajo,
Que mi simiente, en lugar de la simiente de mi Señor,
Vaya a la tierra, allá abajo.
Enlil, bajo el aspecto del hombre de la puerta,
Se acostó junto el ella en el cuarto,
Se unió a ella, la besó.
Y, habiéndose unido a ella y habiéndola besado,
Plantó en su seno la simiente de Meslamtaea...
Fuente:
La historia comienza en Sumer, pag. 76
Feil Haine
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